sábado, 27 de febrero de 2016

Cuento

      Existía una extraña ciudad en la que habitaba un hombre. No era ni el rey, ni el presidente, ni el alcalde, ni siquiera se podría llamar un simple ciudadano. Era como si no tuviera personalidad.

     Pero no sólo él, sino TODA la ciudad. La llamaban la ciudad sin nombre. No aparecía en el "GPS"o en el "Google Maps", era invisible para el resto del mundo. Aunque eso no significaba que no se pudieran divertir, allí tenían parques de atracciones y parques acuáticos, cines de lujo, centros comerciales inmensos, monumentos, hoteles de cinco estrellas (con espá incluido) y casitas rurales para divertirse y relajarse en familia. Bueno, eso era difícil con todos esos rascacielos a su alrededor.



  

     Lo malo era que no venían  apenas turistas y no podían dar su cultura a conocer. Un día llegó un turista extranjero, era periodista y se quedó perplejo al ver tanto mundo oculto. En cuestión de minutos ya estaban rodando reportajes sobre la ciudad oculta. La noticia se expandió por todo el mundo y en pocas semanas la ciudad rebosaba de movimiento.


     Pero a los ciudadanos no les convencía la nueva ciudad llena de ruido y contaminación, así que pensaron en mudarse a otra ciudad que aún no hubieran descubierto, para seguir siendo felices, dejando una huella en la historia como la ciudad perdida.
     Desde entonces quedaron las ruinas de aquella extraña ciudad, que no se olvidaba en los corazones de sus habitantes. Aquel lugar tan maravilloso donde formaron sus familias y vidas, siempre quedará el recuerdo.

   




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