Está Pepito en su casa cuando su papá le dice que vaya al bar a comprarle una botella de champán de cien monedas. Pepito, cuando se fue a comprar la botella de champán, decidió gastarse el dinero en chucherías.
Cuando se comió las chuches, pensó qué haría para traerle la botella de champán. Cuando fue, Pepito le preguntó al dependiente:
- ¿Cuánto cuesta una botella de champán?
El dependiente le contestó:
- Una botella de champán cuesta cien monedas.
Y Pepito le pregunta de nuevo:
-¿Y cuánto cuesta la mitad?
El dependiente le contesta:
-La mitad cuesta cincuenta monedas.
Y Pepito le vuelve a preguntar:
-¿Y la mitad de la mitad?.
El dependiente ya un poco agotado de las preguntas de Pepito, le contesta:
- La mitad de la mitad cuesta veinticinco monedas.
Y Pepito le vuelve a preguntar:
- ¿Y cuánto cuesta una gota de champán?
El dependiente, ya fastidiado y enfadado, le contesta con un tono más fuerte:
- ¡¡¡Una gota no cuestaa nadaaaa!!!!
Y Pepito le dice:
- Aaahh, pues entonces lléname una botella de champán gota a gota.
Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja Ja.
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