jueves, 25 de febrero de 2016

ANTONIO MACHADO

Érase una vez, en el balcón de mi casa, se divisó a un hombre llamado Antonio Machado.

A él le gustaba escribir poemas. Los escribía sentado en un banco de piedra húmedo, como seco, divisando montañas y campos.

Estaba triste por la muerte de su mujer Leonor. Nació en Sevilla, luego vivió en Baeza y murió en Francia.



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