Ya se la dieron y le volvió a llegar la misma carta. Le dijo a su amiga Mara que la carta le había vuelto a llegar y ella le preguntó que cómo sabía que era la misma carta. Jaime dijo que era muy extraño.
Se la llevaron a Carmen, una experta en filatelia y encontró una pista. A la carta le faltaban los sellos y twitteó una foto para que la vieran sus amigos filatélicos.
Cuando Guille llegaba, encontró a la cartera a punto de echar una carta al buzón y dijo que la carta le había elegido.
Fueron a una oficina de correos y estuvieron hablando de que el sobre estaba incompleto. Carmen dijo: "Tenemos pistas de dónde están escondidos los sellos. Vuestra misión es encontrarlos".
De repente aparecieron en la Edad de los dinosaurios. Tenían un mapa en la tablet y salía dónde estaba el sello. Estaba sobre unas rocas.
Por pocas les pillan unos dinosaurios y cuando cogieron el sello, aparecieron en un videojuego de fútbol, vestidos de la selección española. Había que ganar porque el sello estaba pegado en la copa.
Ganaron y lo consiguieron, entonces aparecieron en la oficina de correos y de allí al cuadro de Velázquez. Les regañaron y cambiaron cosas del cuadro y al final lo consiguiron, aunque los metieron en las mazmorras.
Apareció Carmen y los trajo de vuelta. La cartera esperaba que no hubieran cambiado nada y, de repente, aparecieron en un cohete espacial y llegaron hasta el espacio.
Bob, el perro de Guille, casi se queda sin aire ni combustible. Guille lo rescató y encontraron el sello.
Volvieron a la oficina de correos y Carmen los llevó al campo, a sembrar unas semillas. Ellos no sabían para qué servía. Llegaron a otro sitio y había un buzón en pleno Paleolítico. Estaban en Altamira y creían que los invitaban a una fiesta. Allí Bob encontró el sello y fueron a unas cocinas donde estaba el gran chef Ferrán Adriá. Mara le preguntó que si le enseñaría algo de cocina. Sacó un minicofre y dentro estaba el sello. Casi lo corta en dos. Al final se hicieron amigos y les dio el sello.
Dieron la vuelta al mundo. No encontraron el sello por ningún lado y estaba en el pico de una pirámide. Sólo les faltaba un sello y estaba en las plantas que sembraron y que habían crecido un montón.
Había miles y miles de sellos y, entre todos los que había, escogieron uno.
Completaron la carta y por fín llegó a su destino. Carmen les dio el libro de los guardianes y les contó que al ver los sellos, imaginaba que veía las pirámides.
Y aquí acaba esta historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.