Es sabido que los tiburones se caracterizan por un sentido del olfato muy desarrollado. De hecho, su olfato es tan poderoso que son capaces de detectar la ubicación exacta de una gota de sangre en una piscina de proporciones olímpicas.
Existe una forma de saber cuándo va a atacar un tiburón: según sus movimientos. En el instante previo a un ataque, un tiburón encorva la espalda baja sus aletas pectorales y nada con marcados movimientos en zig zag.
El tiburón mako o de aleta corta tiene una asombrosa velocidad que puede llegar a alcanzar arranques de punta de más de 124 km/h, acelerando más rápido que un Porche y convirtiéndose en el animal más rápido bajo el agua.
Los tiburones no pueden parar de nadar ya que se hundirían. Los tiburones son lo que se dice flotantes negativos, algo que con los cuerpos que no alcanza una fuerza de flotación que supere la fuerza de la gravedad.
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