Pasado un rato, a Pablo Diablo se le ocurrió la mejor idea del mundo. Consistía en coger los trastos que no quería y venderlos. Cuando ya tenía unas cuantas cosas que vender se fue a la habitación de sus padres y vio que tenían muchas cosas para vender, así que Pablo Diablo cogió unas cuantas cosas.
Al poco rato ya había montado el puesto y Roberto, el niño perfecto, también estaba incluido en el mercadillo, pero pasado un rato......
Y SI QUIERES SABER QUÉ PASÓ, COGE EL LIBRO Y A LEER
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