lunes, 27 de marzo de 2017

PABLO DIABLO Y LOS PIOJOS

     Esta historia comienza un día, cuando Pablo Diablo no paraba de rascarse la cabeza. Entonces su madre le miró la cabeza y, ohhh!!, vio que tenía piojos. Luego miró a Roberto, el niño perfecto, y tenía una cabeza limpia y sin ningún piojo.

      Pablo estaba cansado de que Roberto fuese siempre el niño ideal. Entonces ideó un plan. Antes de que su madre le lavase la cabeza con el exterminador, se acercó a Roberto para pegarle sus piojos. Más tarde, en clase, Pablo les pegó todos sus piojos a sus amigos, y él, al final, se quedó sin  piojos. Gracias a eso se salvó de aquel champú que tan poco le gustaba. Y su madre le lanzó una sonrisa.

      Al cabo del tiempo, agarró su hucha de esqueleto y le trató de desenroscar la tapa. Su madre se la iba a llevar al paraíso de los juguetes.
      Por fin Pablo se iba a poder comprar el juguete de sus sueños, un aparato de hacer brebaje. Pablo llevaba ahorrando semanas. Solo había comprado unos pocos tebeos y algún caramelo. Roberto, silencioso, se asomó por detrás de la puerta. 

      Luego dijo:
 - Tengo ahorrado seis euros con cincuenta céntimos, ¿y tú, Pablo?
     Pablo dijo:
 - Yo tengo cientos.
  Roberto dijo:
 - Eso es imposible. Si no suenan.
  Pablo dijo:        
- Claro,  porque son billetes. No suenan, so memo...
  Luego dijo Pablo:
 - ¿Dónde está mi dinero?
  Y su madre dijo:
  -.........

     Y SI QUERÉIS SABER MÁS, A LEER!!!!!!!!!!     

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