domingo, 22 de mayo de 2016

Carta desde ninguna parte: Los secretos de la filatelia

Un día, a Guille le llegó una carta a su casa pero él creyó que se habían equivocado y entonces la puso otra vez en su sitio.

Al día siguiente, a Guille le llegó la misma carta del otro día. Entonces ya sabía que era para él. Guille se dio cuenta de que le faltaban los sellos. Así que acudió a Carmen, ya que ella sabía mucho de sellos.

Carmen le dijo a Guille que tenían que traer los sellos con la máquina del tiempo. Guille se creyó que era una tontería, pero no era ninguna tontería, era de verdad. Entonces la cartera encendió la máquina del tiempo y les dijo que entrasen.

Todos no sabían dónde estaban, pero estaban en la época de los dinosaurios. En la tableta de Javier venía dónde estaba el primer sello, pero casi les pisa un dinosaurio, aunque pudieron coger el sello.

Guille no sabía dónde estaba, pero al fin y al cabo supo que estaba en el campo de fútbol del Mundial. En las camisetas ponían los nombre de los jugadores del Mundial. Tenían que jugar al fútbol y ganar la copa, que era donde estaba el segundo sello.

Después fueron al espacio donde estaba el tercer sello. Todos estaban flotando. Bob, el perro de Guille, casi se iba a quedar sin oxigeno, pero pudieron salvarlo. Cogieron el tercer sello y se fueron corriendo con la nave.

Al poco rato, Guille y sus amigos se encontraron en una cocina donde estaba el chef Ferrán Adriá. Tenían que encontrar el sello, pero no lo encontraron. Estaba en el ingrediente secreto de Ferrán Adriá. El chef, por poco, iba a cortar en pedacitos el sello, pero todos le dijeron a Ferrán Adriá que no lo cortase. Entonces el chef regaló a Guille el sello.

Al rato se encontraron en la época de los Paleolíticos. Guille y sus amigos creían que estaban en una fiesta, pero sólo estaban pintando en las paredes mamúts. Guille cogió el sello y se fueron.

Después de unos segundos se encontraron en el patio del colegio, que era donde estaba el sexto sello. Todos se preguntaban que qué haría allí un sello, pero era que el sello venía de las plantas que habían plantado los niños esa mañana. Entonces cogieron el sello y se fueron.

El séptimo sello estaba en un pico (vértice) de una pirámide. Lo cogieron y por fin pudieron completar la carta y volver al presente. Carmen ya pudo twitear los sellos y poner las fotos en Facebook para presumir de sus amigos.

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