
En el segundo partido el árbitro también se durmió y fue el mismo árbitro suplente. Perdieron los dos partidos. Ya sólo quedaba el tercero, y era el más difícil de los tres. Todos se preguntaban cómo se habían quedado los árbitros dormidos en mitad del partido.
Entraron al tercer partido con muchos nervios. Otra vez se durmió el árbitro, y fue el mismo árbitro suplente. El padre del niño entró en acción y dijo que el verdadero culpable era......
Os recomiendo este libro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.